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jueves, 7 de febrero de 2013

El indeseable llega al infierno (relato de Amanda Pedrozo)

El diablo está indignado, bumerang. Llega el indeseable y no hay reclamo posible. Dios se lava las manos pero esta vez se le comprende, y San Pedro oculta su risa bajo la barba de nube. El diablo dice: que pase el desgraciado (con el mismo tono con que lo dice Laura de América). El desgraciado pasa y de inmediato se declara motín, imposible controlar a todas las almas que prefieren la mediocridad del purgatorio antes que compartir con el indeseable el fuego destinado a los grandes pecadores. A los naipes, se toma la decisión que cambia los pecados del mundo: mortales a veniales, y veniales bajo la vista gorda. Las almas del purgatorio pasan al cielo, las del infierno al purgatorio salvo los condenados per secula seculorum pero éstos tampoco quieren saber nada del indeseable. El diablo ve contrario a sus negocios la llegada del nuevo porque ahora, ¿quién querrá venderle su alma? El indeseable que es un negociador nato le promete todas las almas de sus correligionarios a medida que vayan llegando y las de sus cómplices en vida. Y el diablo acepta porque no tiene más remedio pero ya es tarde porque el indeseable le hace un golpe de Estado con el éxito esperado y vade retro Satanás amén.