El escritor paraguayo Osvaldo González Real, profesor de inglés y traductor de literatura inglesa, en entrevista con el Diario Popular de mi querido país, soltó un concepto increíble que, dijo, es su conclusión tras analizar el nuevo "Watergate" (las "filtraciones" de los documentos de espinonaje diplomático yanqui) que incluía fisgonear a paraguayos. Como los pedidos respecto al presidente Lugo, querían hasta su ADN.
¿Para qué querrían su ADN? ¿Para identificarle? Sería una tontería, ya está muy bien identificado. ¿Para el tema de las pichuchongas que le exigieron el ADN por la filiación de supuestos hijos? ¿Qué le importaría a los yanquis, a menos que fuera para inventarle más hijos, para presionarle o qué? ¿Entonces? La posiblidad que da González Real pudiera parecer delirante. Pero él también dice algo que es cierto: la tecnología ya está, así que pueden hacerlo. ¿Crear un clon de Lugo, y quien sabe si de otros presidentes, para manejarlo luego como a una marioneta?
Si bien sigue pareciendo cosa de ciencia ficción, la verdad es que un pedido de ADN por parte de los yanquis, que no tienen ningún derecho a tener ese dato ni a pedirlo ni a darlo, es altamente sospechosa. Pero sospechosa de cualquier cosa. Las malas intenciones están, la cuestión es, ¿para qué querían el ADN? Que quizás obtuvieron. O no.
¿No está exagerado el valor de la verdad? En el nombre del Padre, y en el nombre de la verdad, se ha matado más que mintiendo. La verdad suele ser el arma de los resentidos y rencorosos, quienes la tienen por única virtud. ¿Mentiras piadosas o verdades despiadadas? Atroces, bellas, bestiales o necesarias, qué importa, sólo tienen que ser oportunas y generosas, siempre.
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