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lunes, 4 de octubre de 2010

La cocinada política de los cuervos

Ciertamente, no hay país como Paraguay. Ya lo decía Luis Alberto del Paraná: "nuestras costumbres no tienen nada que se parezcan a otra nación". Cuando al fin -aunque por razones familiares que son camisa de once varas- el general Rodríguez cumplió el sueño de todos los paraguayos de bien y mínimamente honestos al menos, de rajar del poder a Stroessner, le buscaron pelos a la leche. Antes de tal acto (por el cual sus pecados le habrán sido perdonados y habrá ido derechito al cielo el general Rodríguez), todo el mundo había oído chismes acerca de él, y todo el mundo había callado. En todo caso, los que siempre protestaban eran los contreras a Stroessner, porque los oficialistas andaban muy ocupados pyragueando y tratando de justificar a lo prepo el puterío político.
Los otros, del entorno del finado tiranosaurio, estaban muy contentos y engordando sus arcas durante la dictadura, hasta el más chapî de los "subaternos" se creía en la obligación de vivir justificando hasta los crímenes con argumentos sólo para cretinos, como "y para qué se meten en política", "para qué hablan", "el que no es contrera no tiene porqué tener miedo" o más simplemente: "...y, habrá sido comunista". Bueno, ésos, de repente cuando Rodríguez echó del poder y del país a su consuegro por razones de índole puramente familiar y de poder, por lo que se decía, se dieron por enterados de que había rumores acerca del milico, que en ese momento ya era presidente de la Rca.
Tarde piâron, y es que lloraron por donde más les dolía (como la viuda del chiste aquél, que tras el entierro se puso a orinar sobre la tumba de su finado esposo). Pero en fin, la historia posterior es larga, y se hace camino al andar como escribió Machado. No perdimos el pelo ni la maña. Los mismos que habían apoyado el poder basado en crímenes, mentiras, abusos de todo tipo, son los que ahora se rasgan las vestiduras... y luego sólo sirven para vivirle al pueblo sentados en el Congreso, que cobran sus inmerecidos salarios de los impuestos que pagamos todos los paraguayos y paraguayas y que se autoaumentan los sueldos cuando les da la gana. Son los que sólo sirven para trabar proyectos en favor del pueblo. Les importa un carajo el bien del país, de las familias humildes.
Y son estos mismos los que no pueden ocultar la negrura de sus almas (luego van a misa si son católicos, dicen que creen en Dios y comulgan y lo mismo hacen los que son "evangelios" y afines, van al templo y se creen limpios por eso). No pueden evitar estar felices (porque la gente asquerosa es impaciente cuando se trata de alcanzar el poder, la fama o el zoquete) porque el presidente Lugo está enfermo. Por poco no apuestan si muere o no, y cuándo.
Esos y ésas no conocen siquiera el mínimo sentimiento de projimidad, solidaridad, humanidad. Bazofia son (con las rarísimas excepciones, que las hay). Una porquería, no les quede duda de que ya están en la gran cocinada -cochinada es el término exacto- para estironearse por la silla presidencial. Lo peor es que en el Congreso se debe decidir acerca del "permiso" por enfermedad, para el presidente egítimamente elegido, y justamente en el Congreso estan los grandes "cheff" de las cocinadas. Entendéa.

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