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lunes, 24 de enero de 2011

Saludable apetito sexual de las señoras

¡Ojo que hay algunas que se organizan muy bien para pasar por santas señoras cuasi virginales! Conozco el caso de una señora cuyo marido cayó en desgracia, es decir, se le fue al cuerno la posibilidad de satisfacer cabalmente a su mujer, quien dicho sea de paso, siempre gozó, dice, de saludable apetito sexual.
Ella me contaba que intentó ser honesta, diciéndole al susodicho ejemplar al que está atada legalmente (la diabetes, hipertensión y problema prostático acabaron con su orgullo masculino) que a él se le habrá caído el palito, pero que ella tiene muy sanita la vuvuzela, y que no pensaba jubilarse sexualmente a sus 45 años sólo porque él comió cuanto el doctor le prohibió y siempre llevó vida sedentaria, que a ella eso de sentarse sólo le gusta según sobre qué. Como el hombre lloró tanto, la mujer le tuvo penita, así que le juró amor eterno y que no le pondría ni cuernos ni cuernitos.
Entonces ideó algo intermedio: cumpliría su promesa, no serían cuernos, pero no se quedaría con las ganas tampoco. Por eso, dos veces al mes, en razón de que con eso se da por satisfecha, se empaqueta como para una cita de amor, sube a un taxi y le pide al chofer que pase despacito por la zona roja de los chicos fáciles. Los mira bien, calibra y una vez elegido un chonguito (trata de no repetir, dice, para evitar toda tentación sentimental) casi siempre blanquito de ojos negros, porque tiene esa fijación, le invita a subir, va a un motel con el pendejo y el taxista la espera. Le paga al "muñequito" y lo lleva de vuelta a su zona, luego paga al taxista, baja en una parada de micro y vuelve a su casa en un colectivo de la línea 30, junto a su maridito, quien está convencido de que ella va a la iglesia donde hay un cura carismático.
Y cuando llega, el marido espera el abrazo y sus dos besitos, y le pregunta cómo le fue y si el cura la hizo sentir mejor. Ella le dice que sí, que ya no se siente deprimida y que el cura la atendió muy bien, que tiene una mano milagrosa...

5 comentarios:

  1. Falocentrismo puro, patetico y real! Menos mal que a la protagonista no le falto ingenio!

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  2. Falocentrismo puro, patetico y real! el hombre que cree que con su sexo muere tambien el de su mujer.... Excelente relato! Un abrazo

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  3. Pero Amandititita: esta doña es mezzoputana,no llega a ser del todo porque:
    1) No cobra, paga.
    2) Evita enamorarse y hacer todo el novelón sentimental
    Pero la guacha se da sus gustos, ¿no? se ensarta al pendejo que debe ser brioso como caballo alazán, paga la pernada y se va a su casita con el cuento del cura manosanta. Pijasanta es lo que tiene quien la cura, ndera... si viviera en Berazategui, asunto solucionado, se va a lo de MariaEscobar y aní que nderé sarai...
    Un beso enorme para la dupla Mabeli-Amandí y si anda Mónica Laneri por ahí, también, que es nio divina ella. Y escribe cosas very hot... ndera

    alebovino

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  4. ¡Nada de salsa a la puttanessa Ale! Que la viudez en vida del marido no es moco de pavo, que no se puede llorar por donde le duela a una porque ni luto ni entierro honorables hay. Aguántelo castamente quien pueda, no quien quiera. Llamémosla más bien, como en el caso de los varones que hacen lo mismo, simple "habitué" de corceles de alquiler. Ciertamente los prefiere mocitos con pinta de estudiantes o walkirios, más bien bajitos (ella dice que los altos son pura promesa) y como vos decís,conserva la última lealtad debida al incumplidor marido que tiene: evita enamorarse. "Y no me enamoré, porque tenía marido", más o menos. ¡Ciertamente no se va junto al cura, pero que apela a manosantas, sí, y seguro que también tienen el don de lenguas!

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  5. jajajjaa que aguante quien puede.... yo paso :DDDD

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