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martes, 14 de septiembre de 2010

No es el peso, sino los dólares

Descalifican a mujeres, por lo que sea. Si es preciso, la sacan de contexto, como cuando a modelos y misses les hacen preguntas que deberían hacer a personas que están en otros ámbitos. Luego, ya tienen materia para decir que son tontas. ¿No es desubicado acaso quien equivoca el campo de competencia de cada entrevistado? No van a ir a preguntarle al Papa Benedicto qué crema anti-age es la mejor, por ejemplo. Aunque bien podrían preguntarle porqué la iglesia les puso coronita de santos a algunos y algunas que sólo ayudaron al sometimiento y expolio de los indígenas durante la colonización, con la cruz y el arcabuz, como si la evangelización pudiese justificar asesinatos. Ya ven lo que pasó con la inquisición, también. Bueno, pero igual, vale el ejemplo.
Me encantaría ver la cara que pondría una "señora" de su casa, de las que usan corsé moral, si le preguntaran cuál es la posición sexual "del racimo de uvas". Sería otra desubicación, ¿no es cierto? De todos modos, hay colegas que caen en ese tipo de interrogatorios malintencionados. A cada uno, lo que es. Por eso es grave y un signo más de machismo idiota y ridículo, juzgar a mujeres en un campo de competencia que no es el suyo. ¿Acaso a los hombres se les critica porque tienen panza, o están subiditos de peso, o el tiempo que hatâ oiko les arrugó las pantorrillas? ¿A los jugadores estrellas se les pregunta sobre ópera?
Acá seguimos con las tonterías machistas. Hace un tiempo, un senador que se tuvo que mandar hacer bypass gástrico, luego estiramiento para eliminar los colgajos de piel, y ahora está anunciando otra cirugía similar, provocó un escándalo internacional incluso, descalificando (¡la denunció por "polución visual"!) a una senadora "por fea". La senadora en cuestión tuvo una actitud de lo más digna y coherente: le restó importancia, y dijo que ella no se ocupa sino lo necesario de ropa y maquillaje, porque no es ámbito que le interese mucho. Pero él, déle que déle, y desde luego muchos hombres se hicieron eco, como si tuviera importancia el aspecto físico de una representante del pueblo, pero no cuando se trata de un hombre.
Desde luego, con esto el senador se autodescalificó. Y más aún porque dijo lo que dijo para cubrir -cortina de humo- con un escándalo mayor, una cocinada -más bien, cochinada- política que se tiró.
Creímos que se había aprendido la lección. No fue así, porque en estos días nomás, ya fue una senadora la que descalificó "por gorda" a una Ministra de valía. Porque ésta dijo lo que debía decir, culpable de cumplir con su deber en todo caso. Pero molestó... porque más que representantes de la ciudadanía, algunas y algunos están en el Congreso sólo para chupar la plata del pueblo.
Claro como el agua, y sin embargo, no faltaron -nunca faltan- hombres que le dieron la razón, como si de peso físico se tratara. No, no es una cuestión de peso, sino probablemente de U$S. Y si erramos todos, y no se trata de que corrió dinero para la aprobación de una ley que da luz verde a la contaminación del ambiente por parte de los fumadores, sino de rarísima cuan errónea convicción... entonces estamos ante parlamentarios/as burros y burras. Con perdón de los borricos, que se saben todas las vocales.

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